miércoles, 1 de febrero de 2017

Arriesgarse...a sentir

No dejes que un daño del pasado te impida alcanzar un sueño del presente...

Hace unos días, disfrutando de un vino y de una buena conversación, salió el tema de los riesgos que tomamos...

Claro que cuando se trata de empresas o proyectos muchas veces manejamos apuestas materiales, y eso, aunque importante, no tiene nada que ver con poner en riesgo los sentimientos.

Y es que yo amo arriesgarme, pero siempre siento vértigo al ir a hacerlo, sobre todo,  cuando se trata de amar.
Hay quien no concibe amar como un riesgo pero yo en cierta forma lo veo así, posiblemente influida por decepciones, y daños anteriores que indudablemente te frenan.

Sí, he de reconocer que varias veces he  intentado convencerme de que no es buena idea enamorarse, en ocasiones con la excusa de ser un mal momento, o de que quien es objeto de deseo no es el adecuado, o que solamente es un capricho, pero reconozco que todas esas ideas surgen al sentir que esa persona tiene algo de especial. 

Pero en todas esas idas y venidas, en todos esos "enamoramientos" fugaces, solamente se mueven vientos de atracción.

Enamorarse es relativamente fácil, uno siente que la otra persona le atrae, le gusta su físico, su sonrisa, su manera de hablar, de moverse, tiene deseos de besarla, de estar con ella... es una sensación genial, pero, generalmente perecedera...

Amar es otra cosa!

Amar es sentirse seguro, es, al estar en sus brazos, saberte en casa, es entenderse con mirarse, es intuir que va a responder el otro antes de que pronuncie una palabra, es respetar las diferencias, es sorprenderse aceptando esa sorpresa sea del cariz que sea, es no imponer, ni exigir, es darse sin humillarse, es dejarse amar, es lealtad y coherencia.

Es desear compartir, porque al hacerlo uno se nutre, es estar abierto a aprender, a reconocer errores y pedir perdón, es no tener que demostrar nada, poder ser quien uno es sin miedo al ridículo, a las críticas, a los juicios sociales... Es ayudar al otro a crecer a la vez que crece uno mismo.

Es pasión y deseo, pero también es calma y sosiego, es sentirse lleno con tomarse de la mano, o cruzarse miradas cómplices, es darse cuenta de que si, efectivamente, los habrá mas guapos, mas altas mas delgada, o mas jóvenes, pero que eso da igual, porque como tu pareja... ninguna!!!

Hay que atreverse a sentir aun a riesgo de que pueden volver a hacerte daño, y tengas que recomenzar, pero ¿y si no es así?, y si la persona que encuentras en el camino es el compañero idóneo para ese momento, la persona que viaja a tu lado en esa larga o corta etapa, no se puede dejar ir la oportunidad de disfrutar, aprender, crecer y amar.

El auténtico riesgo se corre cuando uno congela los sentimientos, puede morir siendo un total témpano sin vivir el gran placer de un deshielo.

AMAR es dejar "ser", dejar "volar"... aún a riesgo de tener que dejar partir...




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