lunes, 20 de julio de 2015

¡Ojalá llegue el sustanciero!


 Aquel que tiene sentido común aporta la sustancia más nutritiva allá donde colabora...

Estos días han llegado a mis manos varios artículos sobre un curioso oficio del pasado, el oficio de "sustanciero", ¿que que hacia ese pintoresco personaje?

" el sustancuiero era un personaje que, provisto de un hueso de jamón,  iba por las casas introduciéndolo en las ollas para darles sustancia o sabor."

Después de leerlo, no he podido dejar de pensar en la falta que nos harían ahora sustancieros que fueran por partidos políticos, organizaciones, e incluso familias, a poner un toque de sustancia, sólo que ahora, sustituiríamos el hueso de jamón por algo, que visto lo visto no todos conocen, llamado "sentido común"... 
Claro que... no podríamos hacer como antaño, pagarles por tiempo y mucho menos de ante mano, demasiado riesgo según a quién encargáramos el desembolso...

Andamos todos desbocados, otorgando primacía a cosas que no la tienen, creyendo en sueños que "sustancieros de pacotilla" nos venden  y que cuando metes en la olla no tienen fundamento....

Estamos perdiendo los valores, el sentido de la justicia, de la equidad, la ética, nos dividimos en buenos y malos como si eso nos diera una valía superior, actuamos por impulsos satisfaciendo deseos. Buscamos todo aquello que nos resulte más cómodo, sin detenernos a pensar a quién beneficia o que perjuicios puede reportar al otro...

Hemos sustituido el sentido común por un común sentido, el egoísmo...

Es curioso cómo somos capaces de cambiar el significado de los términos a conveniencia, el "bien común" lo hemos individualizado, en algunos casos, sustituido por el bien del partido o grupo de pertenencia, y en muchos, por el bien propio.  
Con la excusa de que algo es beneficioso para la comunidad se crean puestos, concursos, eventos, normas, etc. que cubren las necesidades y deseos propios, "del corrillo", pero... ¿alguien pregunta al resto?, ¿alguien se pone de verdad en el pellejo del otro?, ¿alguien piensa en lo que va a reportar a la comunidad en su totalidad?, me temo que en la mayoría de las ocasiones la respuesta es NO...
y cuando la piedra económica, tras tantos desmanes, aprieta el zapato, entonces sí, aquí estamos todo el resto para responder, incluso con lo que no tenemos...

Ya no "nos gusta esto" sino "me gusta", ya no "queremos"sino "quiero", eso sí, a la hora de hablar en voz alta,  pensamos y repetimos lo que uno desea, aquel que aprovechándose de la desesperanza, colorea el futuro y nos conduce por un camino de quimeras, y nosotros ávidos de ilusiones no nos damos cuenta de que son pinturas delebles, de esas que la lluvia emborrona hasta desaparecer....

Necesitamos sustancieros que nos aporten realidades, cualquier color es bienvenido si son de verdad, no tengan miedo no nos asustamos, lo que no queremos es que nos engañen, que vengan cargados de sentido común,  que valoren el trabajo de los demás aunque no sea de su propio grupo, que den ejemplo con su propio hacer, que no tengan de que avergonzarse, ni esconderse, que construyan pensando en todos, que no denosten continuamente el trabajo de los que discrepan, que aunen esfuerzos, que estén abiertos a un flujo constante de comunicación, que tengan una escucha activa, que no se mantengan encerrados en su urna, que sean un todo formando un gran equipo.

Nos hace falta un sustanciero que visite nuestros hogares que vuelva a poner coherencia, que coloque a los padres en su lugar de padres y enseñe a los hijos que también tienen responsabilidades, que vacíe la olla del miedo a traumatizar, de permisividad sin sentido, de chantajes emocionales, de culpabilidades inciertas y la llene de comprensión, escucha, respeto y amor.

Ojalá llegue un sustanciero que con ese sentido común llene nuestras ollas, de caldo sano, cargado de ilusión para seguir avanzando en convivencia pacífica y construcción positiva.




Más información sobre el oficio de sustanciero

jueves, 2 de julio de 2015

"Allá voyyyyy"

Por piedras que la vida nos ponga, no hay que perder la ilusión, por amar y por dejarse amar.

Es increíble la vida como va dibujando el camino con pequeñas, o no tan pequeñas, muescas... cicatrices que van conformando nuestra actitud y por tanto, nuestra manera de avanzar.
Que todos hemos sufrido reveses es incuestionable, y que esos reveses nos despiertan el miedo para situaciones venideras también. 
Ese miedo se yergue ante nosotros como monstruo atenazante, bloquea nuestras ilusiones, anula nuestros sueños, encasilla las situaciones, y, con la excusa de protegernos, nos esclaviza.

Llevo tiempo dando le vueltas  a la curiosa actitud que tomamos, con nosotros mismos, y por ende con los demás, cuando hemos sufrido, de alguna forma por amor. 

Cuando nos hemos sentido desgarrados, y después de haber pasado el llamado "duelo", nos decidimos a volver a abrir nuestro corazón, nos ponemos mil una trabas, antes de reconocer que lo que verdaderamente tenemos es miedo...
miedo a que nos vuelvan a hacer daño, ya sea el otro o la vida, miedo a entregarnos, miedo a dejarnos llevar, miedo a sentir "demasiado", miedo a creer en el otro, a aceptar sus sentimientos, sean cuales sean, a dejarnos mimar, miedo a amar y miedo a que nos amen, condicionando ese disfrute al que tenemos al lado, olvidando que las emociones son singulares, propias de cada individuo.
Puro miedo a empezar de nuevo...

Yo lo he sentido y lo siento, a veces, es una inquietud interna, que te lleva a cuestionarte un montón de cosas sin sentido, en vez de dejar fluir la vida y disfrutar del ahora, malgastamos los momentos con especulaciones, imaginarias, con el único fundamento de limitarnos para no volver a sufrir.
Con el agravante, en general, de no ser capaces de reconocerlo ante el otro, ¿por amor, o cariño, para no dañar?, no, por orgullo!!!!!
A nadie le gusta reconocerse vulnerable, pero lo cierto es que lo somos, ¿y qué si lo somos?,... no pasa nada, nos identifica como seres humanos sensibles y sobre todo lo mejor es que nos reconoce como "humanos".

Yo siempre he pensado que no es posible entregarse, a nada ni nadie, a medias, que quien pone medidas y se frena, no se da, realiza un simulacro, una intentona sin voluntad ni convencimiento de alcanzar el éxito, envidio, o quizás no,  a los que son capaces de meter "sólo la puntita", sin arriesgarse salvo lo justo, yo lo he intentado, pero reconozco que sin fortuna... 

Recuerdo bien a mi padre que me decía " si no quieres caer por el precipicio, no te pongas en el borde"...y yo, yo soy especialista en acercarme a ese borde y bajar rodando por la ladera... 

Para alcanzar los sueños, al menos en mi caso, hay que darse al máximo, en cualquier faceta de la vida, si no me siento apasionada, es seguro que no va a resultar, y eso implica un "allá voyyyyyyyyy" ilusionado y decidido, sin ningún temor a las consecuencias...

Las roturas se arreglan, pero las emociones, que se dejan pasar, no se recuperan.


(Imagen Panasonic)