Por piedras que la vida nos ponga, no hay que perder la ilusión, por amar y por dejarse amar.
Es increíble la vida como va dibujando el camino con pequeñas, o no tan pequeñas, muescas... cicatrices que van conformando nuestra actitud y por tanto, nuestra manera de avanzar.
Que todos hemos sufrido reveses es incuestionable, y que esos reveses nos despiertan el miedo para situaciones venideras también.
Ese miedo se yergue ante nosotros como monstruo atenazante, bloquea nuestras ilusiones, anula nuestros sueños, encasilla las situaciones, y, con la excusa de protegernos, nos esclaviza.
Llevo tiempo dando le vueltas a la curiosa actitud que tomamos, con nosotros mismos, y por ende con los demás, cuando hemos sufrido, de alguna forma por amor.
Cuando nos hemos sentido desgarrados, y después de haber pasado el llamado "duelo", nos decidimos a volver a abrir nuestro corazón, nos ponemos mil una trabas, antes de reconocer que lo que verdaderamente tenemos es miedo...
miedo a que nos vuelvan a hacer daño, ya sea el otro o la vida, miedo a entregarnos, miedo a dejarnos llevar, miedo a sentir "demasiado", miedo a creer en el otro, a aceptar sus sentimientos, sean cuales sean, a dejarnos mimar, miedo a amar y miedo a que nos amen, condicionando ese disfrute al que tenemos al lado, olvidando que las emociones son singulares, propias de cada individuo.
Puro miedo a empezar de nuevo...
miedo a que nos vuelvan a hacer daño, ya sea el otro o la vida, miedo a entregarnos, miedo a dejarnos llevar, miedo a sentir "demasiado", miedo a creer en el otro, a aceptar sus sentimientos, sean cuales sean, a dejarnos mimar, miedo a amar y miedo a que nos amen, condicionando ese disfrute al que tenemos al lado, olvidando que las emociones son singulares, propias de cada individuo.
Puro miedo a empezar de nuevo...
Yo lo he sentido y lo siento, a veces, es una inquietud interna, que te lleva a cuestionarte un montón de cosas sin sentido, en vez de dejar fluir la vida y disfrutar del ahora, malgastamos los momentos con especulaciones, imaginarias, con el único fundamento de limitarnos para no volver a sufrir.
Con el agravante, en general, de no ser capaces de reconocerlo ante el otro, ¿por amor, o cariño, para no dañar?, no, por orgullo!!!!!
A nadie le gusta reconocerse vulnerable, pero lo cierto es que lo somos, ¿y qué si lo somos?,... no pasa nada, nos identifica como seres humanos sensibles y sobre todo lo mejor es que nos reconoce como "humanos".
Yo siempre he pensado que no es posible entregarse, a nada ni nadie, a medias, que quien pone medidas y se frena, no se da, realiza un simulacro, una intentona sin voluntad ni convencimiento de alcanzar el éxito, envidio, o quizás no, a los que son capaces de meter "sólo la puntita", sin arriesgarse salvo lo justo, yo lo he intentado, pero reconozco que sin fortuna...
Recuerdo bien a mi padre que me decía " si no quieres caer por el precipicio, no te pongas en el borde"...y yo, yo soy especialista en acercarme a ese borde y bajar rodando por la ladera...
Para alcanzar los sueños, al menos en mi caso, hay que darse al máximo, en cualquier faceta de la vida, si no me siento apasionada, es seguro que no va a resultar, y eso implica un "allá voyyyyyyyyy" ilusionado y decidido, sin ningún temor a las consecuencias...
Las roturas se arreglan, pero las emociones, que se dejan pasar, no se recuperan.
(Imagen Panasonic)
Ayyyyy Yolanda que difícil es, a veces, soltar el miedo y decir "Allá voyyyyyyyy!!!!". Practicar el desapego de temores, prejuicios, condicionamientos,... Tarea pendiente para muchos de nosotros. Un besito guapa!!!!!
ResponderEliminarHola me gusta tu blog. Yo debería darle mas importancia al mio. Solo un libro que me gustó Miedo a volar de una americana llamada Erica Young. La verdad no recuerdo miy bien el apellido y no me apetece mirar en San Google. A estoy segura de que no se escribe así
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