He cogido el coche sin rumbo, en busca de los colores del otoño, del baile de sus hojas al caer, del olor de la tierra, del chasquido al caminar.
Me he detenido entre vides..., necesitaba soltar enojo, rabia acumulada, hablarme en voz alta, incluso gritar.
En ocasiones uno siente impotencia...
En ocasiones uno siente impotencia...
El paisaje no podía ser más hermoso, he pensado que la naturaleza desharía mi enojo.
Y así ha sido...
Uno no puede contemplar sin dejar de estar enfadado... se necesitan los cinco sentidos para percibir, sentir, y emocionarse, ¿como no hacerlo ante tanta belleza?
Paseando entre las vides, acompañada por el silencio y el olor a uvas pasas, me he dado cuenta de que solamente nos perturba aquello a lo que le permitimos llegar a los mas profundo de nuestro interior.
Allí se esconden granos que van acumulándose formando racimos de encono, de rencor, de envidia, de ira, que lejos de ser dulces como las uvas lo único que nos aportan es amargura. Hay que encontrarlos y recogerlos, transformándolos en aprendizaje, aceptación, reflexión...
Que no podemos permitir que nada ni nadie maneje nuestra felicidad, ensombrezca nuestros logros, nos impida disfrutar de momentos dulces.
Soy afortunada, reconozco mis miedos y los combato.
Allí, entre las parras, no sentía sino emoción por la grandeza de lo que se abría ante mi. Mis ojos iban del verde al rojo, y al morado, y al granate, y otra vez al rojo y al amarillo y al naranja, a cual más hermoso, y yo, como siempre que contemplo la naturaleza, extasiada!
Un paisaje cambiante, dependiendo de la estación que vive, pero, aún cuando pierde sus hojas , y queda la cepa al desnudo, lleno de luz, y de vida.
Lo que sentimos ante lo que acontece lo decidimos nosotros, con nuestras reacciones, y nuestros pensamientos.
La vida como el paisaje de las viñas, tiene colores increíbles, algunos teñidos de dolor, de contrariedades, de injusticias, es verdad, como también lo es que si observamos el conjunto de lo que vivimos la imagen es maravillosa, no podemos quedarnos sólo con aquello que no nos gusta.
Os propongo un juego: fijar la atención en aquello de positivo y bello que nos rodea, es mucho y muy variado, escribidlo cada día, cuando vemos las cosas escritas tomamos más consciencia, y después agradecer a la vida por ello.
Os aseguro que da resultado, probadlo!
No se puede perder tiempo, esta vida es una y pasa... y se seca...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cualquier comentario me ayudará a crecer. Gracias!