Lo sabroso de la Navidad está en lo que sentimos no en lo que compramos...
Es increíble, me siento bombardeada por los tópicos, mal entendidos, a mi modo de ver, de la Navidad.
Acabo de oír en las noticias que podremos pasar unas navidades más sabrosas porque se comerá marisco....
Ufff me ha dado un vuelco el estomago...
Ufff me ha dado un vuelco el estomago...
¿Marisco?, ¿es que el pollo, el cordero, el cardo, la ensalada o las croquetas no son sabrosas?
Me parece hasta ofensivo poder pensar así... Reducir este tiempo al consumismo, y máxime cuando hay tanta gente que lo está pasando mal, pues no señores, no, la Navidad no depende de lo que comamos, depende de lo que sintamos.
El espíritu de la Navidad está en nosotros, no en la parafernalia que la rodea.
Nos hemos acostumbrado a considerar que algo va bien, dependiendo de nuestra capacidad de gasto...
Por supuesto que sí tenemos dinero puede ser que nuestra celebración sea más copiosa, pero en ningún caso ni más sabrosa, ni mejor.
Hay emociones, que trae consigo la Navidad, que están por encima de lo que poseemos o podamos poseer.
El disfrutar en familia, cuando tal vez, como es mi caso no se puede hacer todo el año, celebrar que se está juntos, que los hijos crecen, y nosotros envejecemos, que la familia aumenta, que nos recordamos, que sonreimos pensando en los otros, que agradecemos, lo vivido y lo que queda por vivir, que seguimos teniendo sueños....
Esas emociones, muchas, que a pesar de añorar agradecen.
Esas complicidades que tienen sabor a infancia, que reunen a los ausentes y los presentes.
Ese lapsus en el tiempo que deja de lado, por unos días, los problemas cotidianos.
Ese sentir que minimiza rencillas, que ensalza cariños.
Esas emociones, muchas, que a pesar de añorar agradecen.
Esas complicidades que tienen sabor a infancia, que reunen a los ausentes y los presentes.
Ese lapsus en el tiempo que deja de lado, por unos días, los problemas cotidianos.
Ese sentir que minimiza rencillas, que ensalza cariños.
Mi turrón, como el de otros muchos, vuelve a casa, y este año con una preciosa almendra añadida, y yo quiero saborearlo, y mis navidades serán, sin duda, mucho más sabrosas, porque mis dulces navideños estarán conmigo, todos juntos, pero la sustancia la pondrán sus besos, sus risas, sus guiños, no los platos que podamos poner en la mesa, o el cava, champagne, sidra o cerveza con que brindemos.
La Navidad, es cierto que debiera durar los doce meses del año pero no está de más que intensifiquemos sus efectos en una época determinada.
La Navidad es amor, no tiene etiquetas, simplemente se disfruta y si pudiéramos echar algunos de sus polvitos mágicos sobre aquellos que bien por dolor, escepticismo, o desilusión, no la sienten hagámoslo, expandamos este espíritu de comprensión , tolerancia, amor y paz que trae consigo esta época del año.
No importa lo que tengamos , importa lo que somos y a quién tenemos, de una forma u otra, a nuestro lado.
El espíritu de la Navidad verdadera, está en mi, y en ti, vivámosla como tal, en este mes y en los otros once restantes.
Que sabia eres Yolanda, verdaderamente un sexapil de emociones positivas, de dentro a fuera. Tu imagen de la navidad es incombustible y lo escribes a así sin complejos, has viajado mucho, tu mundo interior es tan autentico que perfectamente encaja en este post..
ResponderEliminarsaludos de tu amigo bloguero.
Gracias Jose Manuel por compartir el espíritu de la Navidad!
EliminarYolanda sinceramente la belleza se escribe con tus palabras plasmadas en cada una de tus frases. Bello tu post. Enhorabuena. Un beso , un saludo de tu amigo .
ResponderEliminarGracias amigo!!!😘
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