Está mañana he tendido un puente, largo, muy largo...
Un puente lo suficientemente largo para que llegue allá donde estés, el cielo, las profundidades de la tierra, el universo o la nada.
Un puente que me permita, cuando lo desee, cuando lo necesite, acercarme hasta ti, estrechar tus manos, ahora imaginarias, y conversar y discutir como tantas tardes y de tantos temas que tu mente sabia planteaba..
Un puente para alcanzar el brillo de tus ojos, tu mirada, tu sonrisa, para llegar hasta la gallardía y la impotencia de última hora.
Un puente para que puedas acariciarme como nunca lo has hecho quizás por timidez, no por falta de amor, de esa manera achuchona que a mi me gusta, para que volvamos a los juegos de niñez, para que me reprendas con esa flema británica tan tuya...
He tendido un puente para agradecerte, para sonreirte, para recordarte, para no perderte.
Un puente ya que no podría ser de otra forma, tenemos que permanecer unidos, yo soy tu y tú eres yo, y por ello algo de mi se ha ido contigo.
He tendido un puente para encontrarme, para aceptar, para comprender y para seguir viviendo.