miércoles, 27 de enero de 2016

¿Duele el alma?


El alma no duele, duelen los pensamientos, duele la vida...

Cada vez que perdemos a alguien a quien nos sentimos íntimamente unidos,  ya sea porque nos deja, se rompe, o emprende el viaje infinito, nos quedamos aquí, en esta tierra física que habitamos, con una pena y una tristeza acongojante,  una angustia de esas que te impiden el habla, que no te permiten comer, apenas sonreír, que te llevan más bien a vagar que andar por este mundo terreno.

"Me duele el alma" decimos, pero, ¿duele el alma o duele esta mente terrenal, este pensamiento humano?...

Utilizamos "me duele el alma" cuando lo que nos afectan son malestares emocionales, de esos que te provocan lágrimas, a veces nauseas, tristeza y mucha pena.
Cuando no entendemos, cuando nos reconocemos impotentes, cuando tenemos miedo, cuando nos han dañado, cuando hay conversaciones inconclusas, y palabras no dichas y abrazos no dados, cuando nos arrepentimos de lo pensado y nos sentimos incapaces de rebobinar una historia que nos gustaría fuera diferente...
pero la historia no se rebobina, no tiene marcha atrás y es ahí frente a ese certeza, al tomar consciencia de que la vida sigue y nosotros con ella, cuando nos embarga esa sensación de angustia.

Nos duele cuando nos sentimos pequeños, indefensos, incomprendidos, hasta culpables, ¿culpables?, no existen culpabilidades, existen situaciones, estados anímicos, momentos, que nos llevan a reaccionar y actuar de determinadas maneras y luego cuando lo miramos con perspectiva, al ser tiempo pasado, nos damos cuenta de cuan equivocados o acertados estábamos.
Si dimos, lo que en ese momento, ya sea mucho o poco, pudimos, no hay que lamentarse... si fue mucho, agradecer por tener la capacidad de dar, si poco, agradecer por lo aprendido.

El alma no duele, danza por el infinito, el alma pertenece, fundiéndose en un todo,  a un gran vergel donde están todas las almas, las que viven en este mundo, y las que ya se han instalado en la eternidad .

Mientras alguien vive con el disfraz de humano, el binomio físico-espíritu convive con él, haciendo casi imposible que la atención se centro en otra cosa que no sea el personaje que habita su alma. 

Sentir a aquellos que se fueron, resulta difícil, si siempre pensamos como seres humanos y no espirituales.
Pero las almas nos impregnan, nos llenan...

Nuestro ser espiritual está alimentado, inconscientemente, por aquellos que viven en nosotros, yo me imagino a las almas sonriendo, colmándonos de fuerza y energía, alentándonos a seguir y ser felices, guiñándonos el ojo, llevándose los miedos...

Dicen que somos energía, yo así lo pienso, y la energía no desaparece, se transforma permaneciendo en el infinito.

Nuestro paso por este mundo es una mera parada en nuestro viaje, una etapa alucinante con duración finita.
Las almas son flores de un jardín, con el que estamos en intima y profunda comunión, flores con múltiples nombres, cada uno ponga el suyo, sin etiquetas, sin dueño

El alma no sabe de dolor, ni de gozo, el alma ilumina, el alma, tú alma, su alma, las almas, se funden en un todo inseparable con la mía, inundándonos de AMOR, de ese AMOR sin restricciones, de ese AMOR de aquí a la eternidad.

Energía de luz pura! 

(O eso, al menos, quiero creer yo, a quien ha dolido el alma bastante más de una vez...)


jueves, 14 de enero de 2016

Construyamos! Pero...¿qué es construir?


Avanzar es edificar partiendo de lo construido, no hacer socavones destruyendo para recomenzar...

Hay muchas cosas de las que se están haciendo ahora, que a mi modesto y profano entender, no contribuyen en nada al progreso de este país nuestro.

Tal vez para construir tengamos que tener claro, primero, que no es construir. 

Que se diga una cosa por delante y se actúe de otra manera por detrás...
Que se engañe a los electores pactando, sin consultar...cuando esa no ha sido su opción elegida, de otra forma la hubieran reflejado en las urnas, no es construir.

Que se tome la política a pitorreo, convirtiendo el hemiciclo en un circo mediático, haciendo juramentos ridículos, gestos ofensivos, sin pudor, ni consideración  a los que les han llevado hasta allí, representar algo en lo que no crees, no es construir.

Conseguir un titular o una foto utilizando a la mujer, y la maternidad, aprovechándose de una condición otorgada por, entre otros, las demás mujeres, no es reivindicar nada, es una falta de respeto absoluta.

Las mujeres no somos cupos, las mujeres somos profesionales responsables y capacitadas, el tratarnos de ese modo "condescendiente", no nos iguala, nos diferencia.

Tirar piedras contra el "vecino" y no valorar lo que de positivo ha hecho, denostar planteamientos e ideas del adversario sin estudiarlos, ni tener en cuenta su validez,  utilizar el chiste fácil,  insultar, y ridiculizar, no es construir.

Presentar propuestas a futuro, que  todos queremos oír, pero imposibles de llevar a cabo, buscando el aplauso, con el único fin de conseguir votos, aprovechándose del desconocimiento y el malestar popular, es engañar, tampoco es levantar nada.

Negarse al entendimiento, buscando enfrentamientos continuos, alentar a las masas como reyezuelos de antaño, llevar a creer lo que no es, es estafar a quienes, ingenuamente, han depositado en ellos  la confianza.

Hablar de ciudadanos de primera y de segunda, ya que se favorece más a unos que a otros, dependiendo de que cuerda sean, decir que hacienda no somos todos, que eso es publicidad, es menospreciar a quienes trabajamos y luchamos por hacer de este país un lugar mejor para vivir.

No ser ejemplo de concordia, siendo el máximo dignatario de un país, también para mí, siempre para mí, no es construir.

Tomar medidas populistas, sacar a relucir viejas rencillas, pensar en "fastidiar", al otro en vez de favorecer a todos, ser presas de pataletas sin sentido, es abuso de poder, no es avanzar.
Construir es pensar en el bien común, no sólo en el de tus votantes, también en el de aquellos que no sienten simpatía por tus ideas...
construir es ser tolerante, es dialogar, es no pensar en tu silla, es ser consciente de para qué estás donde estás, es mirar por el interés general no por el particular, es aunar esfuerzos, es sumar voluntades, es ilusionar con realidades factibles, no con proyectos de visionario imposibles de alcanzar, es ser coherente.
Construir es ser líder, no jefe, ni "Dios".



Si nos sentimos orgullosos de lo que vamos consiguiendo a nivel particular, y vivimos a gusto, aunque tengamos matices, será porque vamos edificando una sociedad donde el bien común sea el principal objetivo.

¿Quimera? Construyamos a ver qué pasa...