lunes, 23 de noviembre de 2015

El camino perfecto


Quien  piense que solamente hay un camino...se perderá...

Cuantos  de nosotros nos hemos preguntado, alguna vez, ¿será este el camino que tengo que tomar?, parece mentira que una "simple" pregunta traiga consigo, andar de cabeza, por no hablar de noches sin dormir, malestar de estómago, dolores de cabeza, incapacidad de centrarse...

Todos, por múltiples motivos, personales o profesionales, nos podemos encontrar ante esa disyuntiva, ya sea porque el trabajo falla y prescinden de nosotros, o no valoran en su justa medida nuestro esfuerzo, o devalúan la importancia de aquello a lo que nos dedicamos, o sufrimos cansancio, o tenemos desgaste emocional, la cuestión es que sentimos que necesitamos un cambio, un giro en nuestra vida que nos devuelva la ilusión.



Yo me he hecho en varias ocasiones esa pregunta, y no sólo eso, sino que además he alimentado mis dudas contemplando muchas y diversas opciones.
Las apropiadas, las tentadoras, las deseadas, las utópicas...
Elegir es renunciar, pero renunciar con el convencimiento de que lo que tomamos es más beneficioso para nosotros que lo que dejamos.
Es difícil decidir, todos queremos acertar...





Y es cuando uno se siente encajonado, cuando no es capaz de ver la belleza en el recorrido, aunque la tenga, cuando no se vislumbra el final, y se está cansado, cuando las ilusiones se han quedado abandonadas en las veredas, cuando uno no se siente capaz de tirar ni de su propio carro, cuando, tal vez, sea un buen momento para decidirse a buscar una nueva senda.



Y ¿cuál es la mejor decisión?, y ¿cuál es el mejor momento para tomarla?, pues yo solamente puedo compartir con vosotros lo que me digo, y me he dicho, a mí misma, la mejor decisión es aquella que en el momento en el que te la planteas te hace sentir feliz, seguramente temeroso, todo cambió asusta, pero si, tras valorar pros y contras, te sientes ilusionado ,  vete a por ella, ese camino te llevará a crecer con toda seguridad, cuan largo será, no lo sé, pero que merecerá la pena...seguro.

¿Cuando? El momento idóneo para emprender un nuevo camino es cuando te decides a hacerlo, ese instante de toma de decisión, ese instante  en el que se prende la mecha, ese es el mejor momento, ni antes,ni después...



Incluso, nos encontramos con algunos caminos que tienen sendas paralelas apetecibles de transitar, quizás algo inestables , para la mayoría , pero que a uno le pueden ofrecer esa confianza en sí mismo de la que en en ese preciso momento carece. 
Pues si de corazón lo sientes que más da agárrate a la pasarela y adelante.
Yo me quedo con que de todo se puede sacar una lectura positiva, así que ¿porqué no?
No olvidemos que andando construimos camino....


Lo que tengo claro es que el camino de cada uno de nosotros, o mejor dicho los caminos que tomamos a lo largo de nuestra vida son propios y exclusivos de cada cual, aunque el tuyo y el de otro resulten parecidos difieren en muchas cosas, entre ellas en las piedras que lo adornan y los árboles que los mecen. 
Y si tenemos la fortuna de que ese camino que elegimos tenga  otro que discurre paralelo pues... Un placer más a compartir...


No existe un solo camino perfecto, ni siquiera me atrevería a decir que exista. a priori, el camino perfecto,  pero si existen almas que tienen magia en sus pisadas y convierten todo aquello que recorren en absolutamente perfecto, porque ven la belleza y la perfección hasta en el más grande escollo.



Lo que sí es cierto es que en todo camino hay una luz que nos conduce hacia la mejor salida para nuestra vida, aunque atravesarlo sea, en ocasiones, arduo y doloroso. 
Yo lo he vivido, he tomado opciones, he disfrutado de caminos distintos, he vivido incertidumbres,  y me encanta la senda que sigo ahora, pero, si en algún momento, la vida, que es más sabia que yo, me envía señales y me insta a tener que cambiarla pues lo haré con la seguridad de que me esperarán recovecos sorprendentes...


El camino perfecto es tu camino, el suyo, el mío, es ese camino que hemos elegido en el momento presente, ese camino que tiene tus tropiezos, los suyos, los míos, ese camino que ilumina tu sonrisa, la suya, la mía, ese camino que nos permite sentirnos felices y ser nosotros mismos.  
Lo que le da la perfección a nuestro camino son las huellas de amor de nuestras pisadas y la ilusión al recorrerlo...Hasta llegar a casa... 




domingo, 15 de noviembre de 2015

Viendo pasar... los sufrimientos ajenos...

El que no sufre, y no le duele... tampoco disfruta....

Estos días me tienen conmocionada ya no los atentados de París, que son terribles, y difícilmente comprensibles, sino también las reacciones de algunas personas en las Redes Sociales. 

Siento mucha rabia, mucho dolor, mucha impotencia, muchísima tristeza, pero también,  una total compasión por aquellos que realizaron estos actos, hay que estar muy enajenado para ser capaz de quitar la vida a otros y mucho más a coste de tu propia vida. 

Me pregunto qué vacío interno tienen que sentir aquellos que se abandonan, de esa manera tan absoluta, a alguien, para que maneje sus vidas. 

Que comportamiento tan delirante el de aquellos que enarbolando la bandera de la fe, creen en Dioses o profetas capaces de inducir a la muerte y a la justificación del asesinato propio y de extraños.

Lo lamento por aquellos que profesando las mismas creencias las ven machacadas por intepretaciones maquiavélicas y enrevesadas, muy alejadas de la paz, comprensión, y amor que toda religión propugna y además se encuentran, en muchas ocasiones rechazados por ser juzgados por el mismo rasero, no, no todos son iguales.

Que espanto que existan personas que no dudan en causar dolor y sufrimiento,  e incluso lo sientan como digno tributo por vivir de una manera que ellos, arbitrariamente, consideran incomprensible.

Este comportamiento me duele, me duele mucho. aunque  entiendo, o me siento mejor pensando, que son exaltados, enajenados, locos y asesinos a los que les han lavado el cerebro, deshumanizándolos, para que actúen como máquinas. 

Lo que me resulta hoy muy difícil es ponerme en los zapatos de quienes, ordenan, bromean, justifican o simplemente pasan de estos hechos absolutamente  deleznables.



Aquellos que ordenan ejecutar estas atrocidades sin mancharse las manos sí que no tienen justificación, que permanecen en la sombra y el incógnito conduciendo a quienes creen en ellos, desde la comodidad de sus casas, a que arruinen la vida de otros además de la suya propia, para castigar a quienes no piensan como ellos.
Eso es reprensión, una falta de respeto absoluta... es provocar vivir con miedo, un ataque contra la libertad, que ciertamente, hay quien piensa que solo unos pocos pueden disfrutar...

Ponerme en la piel de aquellos que sienten todo esto como si no fuera con ellos, de los que necesitan que la sangre toque su ombligo para apiadarse, de los que ven la vida pasar sin estremecerse, simplemente contemplan y se permiten juzgar excátedra, de los que no se sienten uno con el resto del mundo, de los que piensan que esto les toca de lejos... es un ejercicio de empatía que no consigo resolver...

Es increíble lo  fácil que es para algunos, algo que para mí resulta imposible, sentarse en el centro del asfalto y ver pasar, sin inmutarse, los sufrimientos ajenos...

No se puede pagar con la misma moneda, hay que encontrar la manera de recuperar la cordura y acabar con este reguero constante y mundial de dolor.
El terrorismo es una lacra, una lacra que nos afecta s todos.

Doy gracias porque yo sí vibro ante el dolor, y me embarga la emoción cuando alguien  sacude de esta manera tan irracional al mundo.

Me siento víctima y verdugo, me pregunto de qué manera habré contribuido yo a esta locura que estamos viviendo...